Los niños son seres inocentes y soñadores, desde pequeños expresan lo que quieren ser y empieza ese tramado de sueños y objetivos en lo que los padres empiezan a poner todo su empeño, pero a veces estos sueños se ven tronchados por situaciones que se presentan que no podemos controlar.
Gabriel es un niño soñador, su deporte favorito es el fútbol, es amante de los superhéroes y sueña con ser bombero, es aplicado en la escuela y disfruta jugar con sus amiguitos, pero todos sus sueños se ven tronchados al ser diagnosticado con leucemia.
Iniciaron de una vez con el tratamiento, pero lamentablemente seis meses después el cáncer hizo metástasis en el páncreas, hígado, y sistema nervioso, los tratamientos no estaban respondiendo. Gabriel fue llevado a la unidad de cuidados intensivos de un hospital en la Ciudad de México, estaba inconsciente.
Los padres de Gabriel y enfermeras se sorprendieron cuando abrió los ojos y exclamó «Papá, vi a Dios y hablé con el, también te vi a ti, vi a papá conversando por teléfono y mi mamá estaba llorando en el sofá, no quiero ver a mamá sufrir…
Mamá, si eso es verdad, si estás llorando haré Venir a la Tierra a Dios pronto, el me dijo que muchas cosas les caerán a todos, y que yo no estaré allí para verlo, pero no se sientan atemorizados, que Dios me dijo que todo estará bien, solo era un mensaje que decía ‘Eso’. será,’ exclamó Gabriel con voz débil.
El niño estaba convencido que Dios había enviado un mensaje a la humanidad, y según los testigos el pequeño se veía muy convencido, se avecinaba una gran pandemia, se avecinaba un gran desastre, guerra, derramamiento de sangre y sequía. -Esto es solo un anuncio de la llegada del chico. Y Gabriel todavía está en el hospital con mala salud y el niño está estable y da el mensaje que Dios juró compartir.
Muchos sacerdotes consideran que lo que dijo el niño es la señal faltante de confirmación de que el final estaba cerca.
